jueves, 20 de noviembre de 2008

FACTORES QUE DAÑAN LA BIODIVERSIDAD

TRAFICO DE FAUNA Y FLORA


Algunas comunidades de animales han sido afectadas y reducidas substancialmente no solo por la destrucción de sus hábitats y ecosistemas sino también por la caza excesiva que se les ha hecho. Ejemplos claros de esto en Colombia son el Cóndor Andino, el Oso de Anteojos, el Venado, el Puma, la Danta de Páramo y muchas otras especies.
Al cazar una población de alguna especie indiscriminadamente se puede llegar a reducir sus números lo suficiente para impedir que esta población se pueda mantener y reproducir adecuadamente dañando sus posibilidades de sobrevivir. El acabar con una especie en un ecosistema afecta a las especies que vivían de esta. Por ejemplo los pumas necesitan al venado como alimento por lo tanto si se acaban los venados también los pumas se acaban. Este efecto se llama el efecto de cascada.El tráfico ilegal de fauna y flora también es una forma de reducir y presionar a las poblaciones silvestres. La fauna se vende ilegalmente como mascotas y también se utiliza para hacer carteras, zapatos, cinturones, mesas y otros artículos decorativos. En el proceso de capturar y transportar fauna mueren muchos animales. Algunos mueren durante el transporte a las tiendas y muchos otros quedan huérfanos en las selvas y mueren desprotegidos al perder sus madres que han sido capturadas.

La madera también se trafica ilegalmente. Especies en peligro de extinción como el kaoba, son sacadas del Amazonas (por ejemplo) y se venden en Estados Unidos, Europa o Japón a muy altos precios.

El tráfico de flora y fauna silvestre es ilegal en la mayoría de los casos, por lo cual no se tienen cifras precisas de su magnitud, sin embargo, todos los días se trafica en los mercados de la mayoría de las ciudades de la República con diversas especies de flora (particularmente con cactáceas, palmas, helechos y orquídeas) y especies animales, como monos, nutrias, loros, guacamayas, martuchas, armadillos, mapaches, tortugas, iguanas, boas, serpientes, aves de presa, camaleones, ranas, tarántulas, tucanes y muchas más que, en su mayoría, se encuentran en peligro de desaparecer.La demanda comercial de plantas y animales silvestres y sus productos derivados obedece, en la mayoría de los casos, a que el consumidor final desconoce el efecto ambiental de este consumo. Por ejemplo, pocas personas saben que muchas veces al capturar a un animal para que llegue a las tiendas de mascotas, hay que matar a la madre o algunos otros miembros de la familia que lo protegen, o que por cada loro que llega vivo a una casa, en todo el proceso han muerto entre cinco y diez loros más, debido a los terribles métodos de captura, las inhumanas condiciones de transporte y almacenamiento, la alimentación inadecuada y el gran stress al que son sometidos. También desconocen, en la mayoría de los casos, los riesgos que representa para la salud humana el poseer ciertas especies, principalmente de animales silvestres que pueden ser vectores de enfermedades peligrosas que pueden llegar a transmitir a los humanos. Otro de los factores que ha contribuido en gran medida a la demanda popular de flora y fauna silvestre o sus productos es la existencia de falsas creencias y mitos acerca de las propiedades mágicas y medicinales de algunas plantas y animales silvestres, creando así una mayor presión en sus poblaciones.

DESTINOS

El destino de los productos extraídos de la región son los países amazónicos vecinos y las ciudades de Pasto, Popayán, Cali, Florencia, Neiva, lbagué, Villavicencio y Bogotá, centros desde donde son distribuidos al interior del país o exportados a Estados Unidos y países europeos. A nivel regional, los principales centros de demanda y de tránsito son Puerto Leguízamo, La Tagua, Orito, Guamués, San Miguel, Puerto Asís y Mocoa, Mitú, San José del Guaviare y Puerto Inírida.
En los grandes centros urbanos como Santafé de Bogotá, los productos son vendidos principalmente en establecimientos públicos como almacenes (cueros, artesanías, animales domésticos), centros comerciales y restaurantes, en residencias particulares utilizadas como depósitos o centros de procesamiento de productos terminados, plazas de mercado y puestos de venta callejera (fuente: Gómez et al..).
Los grupos principalmente capturados para proveer ejemplares vivos, ejemplares disecados, pieles y productos no procesados al mercado ilegal son los reptiles y las aves, representando un total de 16 especies identificadas de reptiles y 122 de aves. Entre ellos, los productos de mayor demanda lo constituyen los ejemplares vivos en una proporción de 79.85% para reptiles y 95.78% para aves.

LA SITUACION DE LOS PRIMATES Y FELINOS

Aún cuando los mamíferos representan únicamente el 5% de ejemplares decomisados, es preocupante que en su mayoría corresponden a especies de primates y felinos, todas ellas consideradas bajo amenaza. Precisamente la especie más presionada para proveer ejemplares al mercado ilegal es el tití gris (Saguinus leucopus), especie endémica bajo grave amenaza por la destrucción de su hábitat.
Los grupos principalmente capturados para proveer carne de monte al mercado ilegal son los mamíferos y los reptiles, principalmente aquellas especies de gran tamaño como cerdos de monte, danta, borugo y caimán negro, las cuales siguen siendo una importante fuente de proteína para los habitantes de la región amazónica. La caza de grandes mamíferos para proveer carne de monte en esta región del país, varias de ellas consideradas en estado crítico, sugiere la necesidad de atender en forma prioritaria el desarrollo de programas de evaluación de la oferta ambiental y la demanda con el fin de definir y adoptar prácticas sostenibles de aprovechamiento.

CIFRAS ESCALOFRIANTES

Entre las especies más afectadas de reptiles, posiblemente las poblaciones de iguana están siendo fuertemente diezmadas para proveer al mercado ilegal tanto de ejemplares vivos (3.794 especimenes) como de huevos (28.099 unidades). Debido a la magnitud de la comercialización de ejemplares y huevos de esta especie, principalmente resultado de¡ significado que tiene en la dieta de gran parte de la población del norte del país, es necesario adelantar acciones que permitan establecer el estado de las poblaciones silvestres e implementar prácticas sostenibles que sustituyan el aprovechamiento incontrolado e ilícito actual. Con este fin, el fomento a la zoocría y la participación de los establecimientos dedicados a la cría de esta especie juegan un papel fundamental como estrategia de recuperación de las poblaciones silvestres.









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